¡Los hijos no esperan! |
Por: Pastores Manuel y Chela Cárdenas
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He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.
Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud.
(Salmos 127:3-4 RVR1960)
Debemos pedirle a Dios sabiduría para saber qué hacer con nuestros hijos. No existen momentos de poca importancia para sus vidas. Debemos aprender y comprender que no hay mejor carrera que la de ser padres. Tenemos un tiempo demasiado corto para atesorar cada instante de sus vidas.
Normalmente son tan sólo de dieciocho a veinticinco años los que tenemos para poder inspirar y preparar a los hijos que Dios nos ha dado. Los invito a considerar el derecho natural y espiritual que Dios nos ha otorgado como padres sobre las vidas de nuestros hijos, y no cambiarlos por ese "plato de lentejas" llamado posición social, reputación profesional, ni por un cheque de sueldo o dinero.
El Tiempo que dediquemos hoy, (una o dos horas diarias) pueden salvar años de dolor en el mañana. Habrá un tiempo para mirar atrás y saber que esos años de ser padres no se desperdiciaron.
Pido a Dios que llegue el momento en que podamos ver a nuestros hijos hechos todas unas personas de bien, íntegras y rectas, amando a Dios y sirviéndole en su obra. Que yo no postergue ni descuide esta labor. Que pueda aceptarla con gozo, y que, con la ayuda del Espíritu Santo, y por su gracia, me dé cuenta que: el tiempo es breve, y que mi tiempo es hoy.
¿Por qué? ¡Porque mis hijos no esperan!
Oración:
Señor, gracias por recordarme la prioridad que deben tener mis hijos. Quiero cumplir con este llamado, y ejercer el derecho natural y espiritual que me has dado sobre ellos. En el nombre de Jesús, amén.
Pastores Manuel y Chela Cárdenas
Devocional Diario
Día 131, 11 de Mayo de 2015
*Inspirado en El Sacerdocio que Dios delega al hombre
Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud.
(Salmos 127:3-4 RVR1960)
Debemos pedirle a Dios sabiduría para saber qué hacer con nuestros hijos. No existen momentos de poca importancia para sus vidas. Debemos aprender y comprender que no hay mejor carrera que la de ser padres. Tenemos un tiempo demasiado corto para atesorar cada instante de sus vidas.
Normalmente son tan sólo de dieciocho a veinticinco años los que tenemos para poder inspirar y preparar a los hijos que Dios nos ha dado. Los invito a considerar el derecho natural y espiritual que Dios nos ha otorgado como padres sobre las vidas de nuestros hijos, y no cambiarlos por ese "plato de lentejas" llamado posición social, reputación profesional, ni por un cheque de sueldo o dinero.
El Tiempo que dediquemos hoy, (una o dos horas diarias) pueden salvar años de dolor en el mañana. Habrá un tiempo para mirar atrás y saber que esos años de ser padres no se desperdiciaron.
Pido a Dios que llegue el momento en que podamos ver a nuestros hijos hechos todas unas personas de bien, íntegras y rectas, amando a Dios y sirviéndole en su obra. Que yo no postergue ni descuide esta labor. Que pueda aceptarla con gozo, y que, con la ayuda del Espíritu Santo, y por su gracia, me dé cuenta que: el tiempo es breve, y que mi tiempo es hoy.
¿Por qué? ¡Porque mis hijos no esperan!
Oración:
Señor, gracias por recordarme la prioridad que deben tener mis hijos. Quiero cumplir con este llamado, y ejercer el derecho natural y espiritual que me has dado sobre ellos. En el nombre de Jesús, amén.
Pastores Manuel y Chela Cárdenas
Devocional Diario
Día 131, 11 de Mayo de 2015
*Inspirado en El Sacerdocio que Dios delega al hombre