Mateo 26:1-16
Marcos 14:1-11
Juan 12:1-11
Este fue un día de preparación para la entrega de la vida de Jesús por nosotros. Un miércoles como hoy, Jesús se quedó en Betania. Pero en Jerusalén los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos del pueblo hicieron una junta en el patio del sumo sacerdote Caifás; de nuevo buscaban cómo arrestar a Jesús con engaños para matarle.
En Betania, Jesús fue a casa de Simón el leproso. Marta, como siempre, les servía; y estando sentado para comer, vino María su hermana con un perfume de nardo puro que era de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de Jesús.
Esto fue algo muy hermoso que agradó a Jesús, pero no a todos; los discípulos se enojaron con la mujer por “el desperdicio” de un perfume tan caro, que podía haberse vendido en 300 denarios, que era una moneda romana de plata. El precio de esa botella de perfume equivalía en esa época ¡al salario de todo un año!
Judas dijo que mejor se hubiera vendido la botella y dado el dinero a los pobres. Pero dijo esto Judas no porque le importaran tanto los pobres, sino porque él era el tesorero del grupo; él tenía la bolsa del dinero y robaba ¡en realidad era un ladrón! Y como la mujer había quebrado aquella botella para sacar el perfume (hacía se hacía entonces) pues ya no podía venderla y tener dinero de donde robar. Esas malas actitudes del corazón son muy peligrosas.
Pero Jesús les dijo que no la molestaran, que ella había hecho una buena obra. Les dijo que a los pobres los iban a tener siempre, pero no a Él. Jesús sabía que su tiempo de sufrir y ser crucificado estaba cerca.
Dijo:
“Esta mujer ha hecho lo que ha podido; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura”
Estas palabras son muy importantes; Jesús les anticipaba que iba a morir, y que no iba a haber tiempo de ungirlo, como se acostumbraba en aquellos tiempos; cuando una persona moría, el cuerpo antes de meterlo en su tumba se lavaba y se perfumaba.
Pero también muestra algo hermoso: María la hermana de Lázaro, la que le gustaba sentarse a los pies de Jesús para escucharlo, le dio a Jesús lo mejor de ella, lo mejor que tenía, lo de mayor precio. Eso fue un acto de adoración a Jesús, y es un gran ejemplo a seguir.
Por eso ahora nosotros estamos haciendo algo que dijo Jesús: dondequiera que hablemos de Jesús y su salvación, se debe hablar de lo que hizo esta mujer.
Después de que Judas no tuvo oportunidad de vender ese perfume, Satanás entró en Judas Iscariote que salió y fue a Jerusalén al templo para decirles a los principales sacerdotes y jefes de los soldados del templo que él podía ayudarles a atrapar a Jesús. Les preguntó: ¿qué me dan si se los entrego?
Los principales sacerdotes y jefes de los soldados del templo se alegraron mucho, y se pusieron de acuerdo para darle 30 monedas de plata a cambio de entregarles a Jesús. ¿Cómo es que Judas pudo traicionar a su Maestro?
Así es que este día fue de gran preparación: por una parte Jesús fue ungido desde ese día para la sepultura, y por otra parte, los sacerdotes y soldados del templo ya sabían cómo atrapar a Jesús para matarle. Jesús lo sabía todo, y aún así siguió adelante con el plan, por amor a nosotros.
Oremos:
Padre, sólo podemos agradecer tanto amor por nosotros, tanto que Jesús estuvo dispuesto a morir con tal de limpiar nuestros pecados y acercarnos a Ti. Ayúdanos a ser como María, y tener un corazón que te entregue lo mejor de nosotros. Te lo pedimos en el nombre de tu precioso Hijo Jesús. Amén.
Marcos 14:1-11
Juan 12:1-11
Este fue un día de preparación para la entrega de la vida de Jesús por nosotros. Un miércoles como hoy, Jesús se quedó en Betania. Pero en Jerusalén los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos del pueblo hicieron una junta en el patio del sumo sacerdote Caifás; de nuevo buscaban cómo arrestar a Jesús con engaños para matarle.
En Betania, Jesús fue a casa de Simón el leproso. Marta, como siempre, les servía; y estando sentado para comer, vino María su hermana con un perfume de nardo puro que era de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de Jesús.
Esto fue algo muy hermoso que agradó a Jesús, pero no a todos; los discípulos se enojaron con la mujer por “el desperdicio” de un perfume tan caro, que podía haberse vendido en 300 denarios, que era una moneda romana de plata. El precio de esa botella de perfume equivalía en esa época ¡al salario de todo un año!
Judas dijo que mejor se hubiera vendido la botella y dado el dinero a los pobres. Pero dijo esto Judas no porque le importaran tanto los pobres, sino porque él era el tesorero del grupo; él tenía la bolsa del dinero y robaba ¡en realidad era un ladrón! Y como la mujer había quebrado aquella botella para sacar el perfume (hacía se hacía entonces) pues ya no podía venderla y tener dinero de donde robar. Esas malas actitudes del corazón son muy peligrosas.
Pero Jesús les dijo que no la molestaran, que ella había hecho una buena obra. Les dijo que a los pobres los iban a tener siempre, pero no a Él. Jesús sabía que su tiempo de sufrir y ser crucificado estaba cerca.
Dijo:
“Esta mujer ha hecho lo que ha podido; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura”
Estas palabras son muy importantes; Jesús les anticipaba que iba a morir, y que no iba a haber tiempo de ungirlo, como se acostumbraba en aquellos tiempos; cuando una persona moría, el cuerpo antes de meterlo en su tumba se lavaba y se perfumaba.
Pero también muestra algo hermoso: María la hermana de Lázaro, la que le gustaba sentarse a los pies de Jesús para escucharlo, le dio a Jesús lo mejor de ella, lo mejor que tenía, lo de mayor precio. Eso fue un acto de adoración a Jesús, y es un gran ejemplo a seguir.
Por eso ahora nosotros estamos haciendo algo que dijo Jesús: dondequiera que hablemos de Jesús y su salvación, se debe hablar de lo que hizo esta mujer.
Después de que Judas no tuvo oportunidad de vender ese perfume, Satanás entró en Judas Iscariote que salió y fue a Jerusalén al templo para decirles a los principales sacerdotes y jefes de los soldados del templo que él podía ayudarles a atrapar a Jesús. Les preguntó: ¿qué me dan si se los entrego?
Los principales sacerdotes y jefes de los soldados del templo se alegraron mucho, y se pusieron de acuerdo para darle 30 monedas de plata a cambio de entregarles a Jesús. ¿Cómo es que Judas pudo traicionar a su Maestro?
Así es que este día fue de gran preparación: por una parte Jesús fue ungido desde ese día para la sepultura, y por otra parte, los sacerdotes y soldados del templo ya sabían cómo atrapar a Jesús para matarle. Jesús lo sabía todo, y aún así siguió adelante con el plan, por amor a nosotros.
Oremos:
Padre, sólo podemos agradecer tanto amor por nosotros, tanto que Jesús estuvo dispuesto a morir con tal de limpiar nuestros pecados y acercarnos a Ti. Ayúdanos a ser como María, y tener un corazón que te entregue lo mejor de nosotros. Te lo pedimos en el nombre de tu precioso Hijo Jesús. Amén.