El modelo Judío de aprendizaje |
Cómo enseñarles a nuestros hijos acerca de Dios
Ser padre o madre es el milagro más grande: engendrar vida, físicamente, pero también espiritualmente.
El nacimiento trae mucha felicidad a la familia, y también responsabilidades; hay que cuidar y alimentar al bebé; hay que desvelarse. Si hiciéramos una encuesta a los padres, y luego agrupáramos las respuestas, seguramente la meta común sería que a sus hijos les vaya bien en la vida, que crezcan sanos y que sean felices.
Pero estos buenos deseos no se hacen realidad de manera natural; no se dan como el crecimiento del cabello o las uñas; no es por sorteo; no es porque así les tocó. Tenemos que trabajar para alcanzarlos, entre más temprano en la vida mejor.
También es una promesa de Dios para nuestros hijos; el primer capítulo del libro de Josué registra lo que le dijo Dios antes de entrar a la tierra prometida, y es una verdad también para nosotros: tenemos que esforzarnos y ser valientes; no apartarnos de Dios, guardar y poner por obra su Palabra, y entonces, todo nos saldrá bien; Dios estará con nosotros, a nuestro lado. Esa es una promesa poderosa!
Ninguno de nosotros, ni nuestros hijos, nacimos por accidente, aún si no fuimos planeados por los padres. Dios tiene un propósito en la vida de cada persona que planeó cuidadosamente, y para que pudiéramos cumplirlo, nos dio dones y talentos.
El Salmo 139 nos explica que fue Dios quien nos formó en el vientre de nuestra madre, y en su libro estaban escritas todas aquéllas cosas que luego fueron formadas en lo oculto, y nos faltó nada de lo que estaba ya planeado. La carta de Pablo a los Efesios en el capítulo 2, nos dice que somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
De manera que la vida de nosotros, y la de nuestros niños, tiene cada una un propósito definido. Y qué responsabilidad tenemos los adultos (padres, maestros, abuelos…) para lograr que lo cumplan. Es una hermosa (aunque no fácil) tarea. Pero lo mejor es que también en esto, Dios está a nuestro lado. Nos dice qué hacer para que nuestros hijos puedan poner por obra la Palabra, sin apartarse de ella, para que les vaya bien y sean felices:
Apréndete de memoria todas las enseñanzas que hoy te he dado, y repítelas a tus hijos a todas horas y en todo lugar: cuando estés en tu casa o en el camino, y cuando te levantes o cuando te acuestes. Escríbelas en tiras de cuero y átalas a tu brazo, y cuélgalas en tu frente. Escríbelas en la puerta de tu casa y en los portones de tu ciudad
Deuteronomio 6:6-9 (TLA)
Esto es lo que en Amistad Kidz llamamos el modelo judío de aprendizaje:
“Al levantarse”, tomen un tiempo y oren usando versos que tu hijo pueda aprender, por ejemplo Este es el día que hizo el Señor, me alegraré y me gozaré en él (Salmo 118:24)
Aprovecha cuando juegan o ven un programa de televisión para ayudar a tu hijo a reflexionar; hazle preguntas como: ¿qué te parece lo que hizo ese personaje? Qué crees que dice Dios de eso? Y entonces ayúdale a encontrar alguna parte en la Biblia que hable sobre ello; de esta manera le enseñas a entender que no todo lo que ve en la televisión, el cine o la computadora es bueno, aunque se vea atractivo, y le das herramientas para que él mismo decida acerca de lo bueno (no tienes que ir a la Biblia en ese momento, pero tú le dices el consejo de Dios, y puedes retomarlo en la noche antes de dormir, Biblia en mano, “al acostarte”).
Cuando “vayan por el camino”, en el auto o autobús, si alguien les pide ayuda, no se la nieguen, y enséñale que Dios dice que …en cuanto lo hiciste a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hiciste Mateo 25:40.
Cuando estén “en casa”, no sólo le digas a tu hijo qué hacer y qué no hacer, imponiendo tu autoridad, sino además toma tiempo para explicarles por qué lo haces, qué es lo que dice Dios acerca de amarse unos a otros, soportarse, perdonar, obedecer; puedes encontrar mucho de esto en las cartas de Pablo.
En sus dificultades, ayúdale a encontrar las promesas de Dios para su caso; escríbelas y pégalas donde pueda leerlas. …la fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Romanos 10:17). Recuerda, la Palabra de Dios nunca vuelve vacía, hace lo que tiene que hacer en cada persona; para eso fue dada.
En cada enseñanza, ayúdale a identificarse como pueblo de Dios, apartado, santo. Su identidad, lo que lo define, es Dios, y no los compañeros de clase o los amigos.
Elvira Díaz
Directora de Amistad Kidz
Ser padre o madre es el milagro más grande: engendrar vida, físicamente, pero también espiritualmente.
El nacimiento trae mucha felicidad a la familia, y también responsabilidades; hay que cuidar y alimentar al bebé; hay que desvelarse. Si hiciéramos una encuesta a los padres, y luego agrupáramos las respuestas, seguramente la meta común sería que a sus hijos les vaya bien en la vida, que crezcan sanos y que sean felices.
Pero estos buenos deseos no se hacen realidad de manera natural; no se dan como el crecimiento del cabello o las uñas; no es por sorteo; no es porque así les tocó. Tenemos que trabajar para alcanzarlos, entre más temprano en la vida mejor.
También es una promesa de Dios para nuestros hijos; el primer capítulo del libro de Josué registra lo que le dijo Dios antes de entrar a la tierra prometida, y es una verdad también para nosotros: tenemos que esforzarnos y ser valientes; no apartarnos de Dios, guardar y poner por obra su Palabra, y entonces, todo nos saldrá bien; Dios estará con nosotros, a nuestro lado. Esa es una promesa poderosa!
Ninguno de nosotros, ni nuestros hijos, nacimos por accidente, aún si no fuimos planeados por los padres. Dios tiene un propósito en la vida de cada persona que planeó cuidadosamente, y para que pudiéramos cumplirlo, nos dio dones y talentos.
El Salmo 139 nos explica que fue Dios quien nos formó en el vientre de nuestra madre, y en su libro estaban escritas todas aquéllas cosas que luego fueron formadas en lo oculto, y nos faltó nada de lo que estaba ya planeado. La carta de Pablo a los Efesios en el capítulo 2, nos dice que somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
De manera que la vida de nosotros, y la de nuestros niños, tiene cada una un propósito definido. Y qué responsabilidad tenemos los adultos (padres, maestros, abuelos…) para lograr que lo cumplan. Es una hermosa (aunque no fácil) tarea. Pero lo mejor es que también en esto, Dios está a nuestro lado. Nos dice qué hacer para que nuestros hijos puedan poner por obra la Palabra, sin apartarse de ella, para que les vaya bien y sean felices:
Apréndete de memoria todas las enseñanzas que hoy te he dado, y repítelas a tus hijos a todas horas y en todo lugar: cuando estés en tu casa o en el camino, y cuando te levantes o cuando te acuestes. Escríbelas en tiras de cuero y átalas a tu brazo, y cuélgalas en tu frente. Escríbelas en la puerta de tu casa y en los portones de tu ciudad
Deuteronomio 6:6-9 (TLA)
Esto es lo que en Amistad Kidz llamamos el modelo judío de aprendizaje:
- Repetir y aprender de memoria la Palabra
- Platicar de ello todo el tiempo, aprovechando las situaciones diarias de la vida para reflexionar y aplicar la Palabra a cada caso.
- Tenerlo por escrito en cuadros, joyería, o cualquier objeto a la vista para recordarlo
“Al levantarse”, tomen un tiempo y oren usando versos que tu hijo pueda aprender, por ejemplo Este es el día que hizo el Señor, me alegraré y me gozaré en él (Salmo 118:24)
Aprovecha cuando juegan o ven un programa de televisión para ayudar a tu hijo a reflexionar; hazle preguntas como: ¿qué te parece lo que hizo ese personaje? Qué crees que dice Dios de eso? Y entonces ayúdale a encontrar alguna parte en la Biblia que hable sobre ello; de esta manera le enseñas a entender que no todo lo que ve en la televisión, el cine o la computadora es bueno, aunque se vea atractivo, y le das herramientas para que él mismo decida acerca de lo bueno (no tienes que ir a la Biblia en ese momento, pero tú le dices el consejo de Dios, y puedes retomarlo en la noche antes de dormir, Biblia en mano, “al acostarte”).
Cuando “vayan por el camino”, en el auto o autobús, si alguien les pide ayuda, no se la nieguen, y enséñale que Dios dice que …en cuanto lo hiciste a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hiciste Mateo 25:40.
Cuando estén “en casa”, no sólo le digas a tu hijo qué hacer y qué no hacer, imponiendo tu autoridad, sino además toma tiempo para explicarles por qué lo haces, qué es lo que dice Dios acerca de amarse unos a otros, soportarse, perdonar, obedecer; puedes encontrar mucho de esto en las cartas de Pablo.
En sus dificultades, ayúdale a encontrar las promesas de Dios para su caso; escríbelas y pégalas donde pueda leerlas. …la fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Romanos 10:17). Recuerda, la Palabra de Dios nunca vuelve vacía, hace lo que tiene que hacer en cada persona; para eso fue dada.
En cada enseñanza, ayúdale a identificarse como pueblo de Dios, apartado, santo. Su identidad, lo que lo define, es Dios, y no los compañeros de clase o los amigos.
Elvira Díaz
Directora de Amistad Kidz